Antigua foto de Catemu? |
Entre los países sudamericanos, Chile tenía el
prestigio de un sistema democrático estable pues, a pesar de la rotativa
ministerial que caracterizaba su régimen parlamentario, su administración
pública no sufría cambios y se mantenía incólume el Estado de Derecho. Además
Chile presentaba otras ventajas comparativas: la propiedad minera estaba
amparada por una legislación eficaz, el capital extranjero era bienvenido, y el
impuesto a la renta era inexistente pues el fisco se financiaba holgadamente
con los derechos de exportación del salitre.
Catemu era un distrito de fácil acceso, ubicado en
una región agrícola, a poca distancia de un puerto y de una línea ferroviaria.
En Catemu se habían explotado numerosas minas y se habían instalado fundiciones
de cobre desde 1832, año en que Vicente García Huidobro instalo allí su primera
fundición la que constaba de tres hornos de manga instalados en el lugar que
desde entonces se llamo Las Máquinas.
Los hermanos García Huidobro, propietarios de la hacienda El Ñilhue, en 1884 tenían varias fundiciones de cobre, una de las cuales operaba con siete hornos tipo soplete y varios convertidores.
Los hermanos García Huidobro, propietarios de la hacienda El Ñilhue, en 1884 tenían varias fundiciones de cobre, una de las cuales operaba con siete hornos tipo soplete y varios convertidores.
Las
minas que en gran parte abastecían eran
Los Mantos, Las Vacas y El Salado. Esta última se explotaba desde 1816 y
durante 30 años produjo minerales, que escogidos, tenían leyes del orden de 25%
de cobre. En el Primer Boletín Minero de la Sociedad Nacional de Minería,
publicado en 1883, se da una nomina de 63 propiedades legales mineras ubicadas
en los faldeos de los cerros del estero Catemu. Esto se explica porque solo se
otorgaban hasta tres pertenencias para ser mensuradas por un solicitante.
La Societé des Mines de Cuivre de Catemou fue
creada en 1899 con un capital de 5 millones de francos, instalo su gerencia en
Bruselas y abrió simultáneamente una oficina en Paris. A principios del siglo
XX construyo dos fundiciones, una en Catemu y otra en El Melón, esta ultima
para beneficiar los minerales de su yacimiento El Soldado, pero por su baja ley
ésta paralizo su operación al poco tiempo. Sin embargo, los minerales de El
Soldado, el más importante de todos su yacimientos, eran susceptibles de ser
escogidos y, con una ley media de 10% Cu, desde 1909 se enviaron a la fundición
de Catemu, ubicada en el cerro La Poza, la que recibía una carga del orden de
250 ton/día de minerales de ley media de 3 a 3,5% Cu.
Los minerales escogidos de El Soldado se enviaban
por ferrocarril hasta la estación Chagres y desde allí, atravesando el rio
Aconcagua por un puente de madera de 450 metros, se transportaban en carretas
de 3 toneladas por una huella de 3,5 kilómetros hasta la fundición La Poza.
Estas carretas además subían los víveres y el coque (importado de Alemania), y
bajaban hasta Chagres las barras de cobre blíster.
En 1909 los dos hornos de La Poza fundían minerales
que en su mayor parte provenían de las siguientes minas: Los Mantos, Unión, La
Poza, Soldado, Salado.
Los minerales de La Poza no eran explotados por su
contenido de cobre sino por su contenido de calcio y azufre que lo hacían un
excelente fundente para los hornos. El manto calizo de La Poza tiene un espesor
de más de 20 metros.
La Sociedad adquirió la hacienda El Ñilhue y en el
poblado homónimo, a 13 kilómetros de Chagres, instalo sus oficinas y construyo
confortables casas para sus empleados. Para sus 800 operarios construyo casas
más modestas situadas principalmente en la mina Los Mantos y en la fundición La
Poza.
La Sociedad instalo varios andariveles y un
ferrocarril Decauville (trocha 0.60 m.) para transportar los minerales de sus
minas en Catemu.
Dicha Sociedad no contrataba mineros a jornal sino
que asignaba cada yacimiento a un grupo de pirquineros que le vendían el
mineral a la empresa. Este era pesado y después cargado en pilas numeradas en
la cancha de la fundición; el transporte mina-fundición era hecho con personal
y equipos de la empresa.
Los pirquineros se agrupaban en cuadrillas las que
hacían la perforación, la tronadura y el transporte interior mina; la Sociedad
les proporcionaba barrenos, explosivo, capachos de cuero y carros que
circulaban por socavones enrielados.
Todo el trabajo se hacía manualmente, incluso el
trabajoso carroneo (arrastrar un carro a mano entre dos) que se hacía contra una pendiente del 3%. La excepción la
constituía el trabajo de las tres vetas de La Unión donde mineros italianos
empleaban la dinamita en vez de la pólvora y por varias razones los italianos
rendían el doble que los pirquineros chilenos.
La Sociedad hacia escasas labores de desarrollo,
solo algunos socavones y piques para las labores más profundas, pero sus
remates pronto quedaban por sobre la cota de los frentes de trabajo lo que
obligaba a los pirquineros a destinar la mayor parte de sus hombres a trabajar
como apires (llevar carga a la espalda) que transportaban el mineral en
capachos hasta el nivel del remate de los piques y socavones de transporte
interior de la mina.
Informes fechados en 1909 y 1915 describen las
labores subterráneas como un laberinto de ratoneras. No había planificación ni
supervisión técnica, ni tampoco ningún método de explotación racional. Los
pirquineros dejaban sin explotar grandes bloques, porque con una estimación
meramente visual, les parecía que era mineral de baja ley y estas reservas se
perdían.
Cada cuadrilla tenía un número y éste correspondía
al número de su pila en la cancha de acopio. La Compañía muestreaba la pila
cuando decidía enviarla al horno, y si la pila no tenía la ley mínima exigida
de cada mina se le negaba a la cuadrilla el derecho a seguir trabajando. La
explotación minera resultaba así totalmente caótica y de un altísimo costo.
Informes de la época.
Si los alimentos que se vendían en las pulperías de
la empresa no hubiesen sido tan baratos, y la ubicación de Catemu no hubiese
sido tan favorable, esta modalidad de minería artesanal no habría sido
factible. Pero ello era posible de hacer porque, además de lo barato de los
alimentos, la empresa financiaba escuelas y servicios médicos.
Hasta 1915 no se hicieron exploraciones, pero aquel
año la compañía comenzó a hacer sondajes con una perforadora Davis-Calyx
(movidas a vapor) y también labores de reconocimiento empleando perforadoras
electro neumáticas.
En la segunda década del siglo se hicieron
importantes avances de carácter tecnológico. Junto con instalar dos plantas concentradoras
por flotación, una en El Melón para concentrar los minerales de El Soldado y
otra instalada en La Poza, la Sociedad construyo una fundición en Chagres
provista de dos hornos de soplete que luego fueron reemplazados por un horno
reverbero en el año 1915. La fundición de Chagres se justificaba porque, además
de la concentrados producidos en las plantas El Melón y La Poza, la Sociedad
había abierto en la Rinconada de Los Andes la mina Caracoles y otras pequeñas
minas cuya producción se enviaba a Chagres por ferrocarril. Con el horno de
reverbero podían fundirse los concentrados, no así con el de soplete.
Otro avance tecnológico fue el mover los equipos de
los talleres, y los de las plantas de concentración, con motores eléctricos en
lugar de acoplarlos mecánicamente con correas de transmisión a un árbol o eje
colectivo. La energía seria en el futuro generada por un alternador movido por
una máquina a vapor tipo Corliss la que a su vez sería alimentada por cuatro
calderas Babcock-Wilcox. En 1921 se estaba proyectando construir una central
hidroeléctrica accionada por una caída de agua proveniente de un canal a
construirse en el rio Aconcagua. También en aquel año se importo un camión Mack
de 5 toneladas para sustituir las carretas pero el puente de madera no soporto
su peso por lo que hubo sustituírsele por un camión Ford de 1 tonelada.
La Societé vendía al mejor postor sus barras de
cobre puestas en Valparaíso. Estas producciones no eran pequeñas a menos que se
las comparara con las de El Teniente en la misma época.
En el periodo 1920 – 1925 se produjo un descenso en
el precio del cobre y disminuyeron las utilidades de la empresa. Tal vez fue
por esta razón que los ya viejos accionistas de la Societé des Mines de Cuivre
de Catemou vendieron toda su propiedad a la pujante empresa Societé Miniére Du
M´Zaita, empresa que expandió la explotación de Los Mantos, de Los Caracoles y
aumentó notablemente la producción de la mina y la planta El Melón. Esto hizo
necesario instalar más hornos de reverbero en Chagres.
Bibliografía: La minería metálica en Chile en el
siglo XX. Augusto Millán U. Editorial Universitaria. Junio 2006.